jueves, 13 de mayo de 2010

No me preguntes por qué...

Derrotista durante más de una década, con esa penuria que hace gracia a nuestros más aguerridos rivales. Ha sido humillante, doloroso.

Los rojiblancos hemos ido con mucha cautela viendo como se reconstruía un proyecto naciendo desde la alcantarilla de segunda. Muchos tenían prisa, yo entre ellos, de que esto carburara y no arrancaba y parecía que este año tampoco. El proyecto empezó con Kiko por bandera, después con el Niño, que tanto nos hizo soñar a tantos y que se acabó yendo dejando a muchos una sensación de traición. Después apareció el pequeño argentino que se ha hecho grande a pasos de gigante al son de Kun-Kun-Kun. Se vendió a nuestro estandarte (el niño) y nos trataron de compensar con un Uruguayo que no convencía a demasiados pero que ha demostrado a base de goles su papel fundamental, hoy se grita U-Ru-Gua-Yo en su honor. Fueron trayendo con un goteo suave a jugadores como Simao, Reyes, Salvio, Jurado, Raúl García, Ujfalusi (hoy muchos se olvidan de Maxi, pero para mi ha sido una pieza fundamental en este proyecto)... y un etcétera no demasiado largo de jugadores que poco a poco han sido importantes.



Pero sinceramente, yo hoy me quito la chistera por tres jugadores de este equipo: De Gea, Domínguez y Camacho. Han nacido tres jugadores que han de ser el reflejo de los niños rojiblancos que sueñan con golear en el cesped del Calderón (aunque a ellos les toque la Peineta). Han nacido tres jugadores que deben ser nuestra bandera, tres jugadores que sienten los colores, que desde pequeños soñaban con este título y no lo han conseguido por dinero en los bolsillos, si no por fe. Tres jugadores que son el fiel reflejo de que cuando se confía en los que realmente quieren los colores, al final eso da sus frutos. De Ibra y Borjita ya hablaremos en el futuro, seguro.

Ayer noche le quitaban méritos a Quique en diversas radios y medios nacionales. Yo, sinceramente, nunca confié en él. De hecho, siempre le miré con recelo, pero ha quedado claro que ha callado bocas. Este equipo jamás hubiese soñado con un título este año. Este equipo jamás se habría planteado, en diciembre, estar compitiendo hoy por una final de copa con una Europa League ya en el bolsillo. Se lo debemos a Quique, sin duda. Reconozco los jugones de los cuatro fantásticos, la valentía del capitán, la garra de Ujfa, la velocidad de Perea y la solvencia de Dominguez... pero yo le doy las gracias a Quique.

Ayer en Neptuno miraba a mi alrededor y veía a 40.000 seguidores rojiblancos, eufóricos, cantando, saltando, gritando, animando, celebrando al son de Campeones-Campeones... Miraba a Neptuno que me devolvió la mirada como diciendo... Ya era hora, majo. Después de vuelta a casa miré a "Seña Cibeles" que se escondió tras sus leones. Me sonreí con malicia.

Y que sigan los sueños. No me preguntes por qué... los colores rojiblancos van con mi forma de ser.

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